Mallorca
PALMA NOVA . MAGALLUF . SANTA PONSA . CALA VIÑAS Y PAGUERA
Mallorca es lugar ideal. Isla de la calma. Isla de la luz y de la belleza. Refugio de paz, donde la vida mantiene un ritmo placentero, abandonandose sin cuidados ni ansiedad a la sola contemplación de la belleza. Donde el sol y las playas invitan al descanso. En cualquier época del año Mallorca contagia su alegria y nos muestra su luminosidad.
Una isla abierta al descanso y la diversión. Mallorca es la mayor de las Islas Baleares, con 3.640 kilómetros cuadrados. La naturaleza de Mallorca es hermosa, en la montaña y en la costa. En la sierra de Tramuntana se encuentra el pico más alto, el Puig Major (1.445 metros). Los 550 kilómetros de costa mallorquina son su principal atractivo. Calas y playas rivalizan en encanto.
Palma de Mallorca, es la capital del archipiélago y principal puerto de la zona. La ciudad, del mismo nombre, posee numerosos atractivos monumentales entre los que destacan la Catedral gótica del s. XIV con un bello museo de pintura gótica y arte sacro. El aire de ligereza que transmite toda la construcción es sorprendente y en la Capilla Mayor puede verse un baldaquino de hierro forjado, obra del célebre arquitecto Gaudí. En los alrededores de la Catedral, que domina toda la ciudad, se distinguen, además, el Palacio de la Almudaina de origen árabe y antigua residencia de los reyes de Mallorca, la Iglesia de Santa Eulalia de estilo gótico del s. XIII, el Museo Tesoro, donde se expone el retablo de Santa Eulalia, junto a numerosos relicarios, la Iglesia de Sant Francesc con un precioso claustro de arcos y artesonado de madera y la Casa del Marqués del Palmer, antigua vivienda aristocrática del s. XVI. Sin embargo, Palma de Mallorca, esconde otros sitios de interés, además de su vibrante ritmo de vida, como son el Antiguo Consulado del Mar del s. XVII, sede del la Presidencia de la Comunidad, el Palacio de Solerrich, que impresiona por su fachada, el Castillo de Bellver del s. XIV, excepcional por su planta redonda la antigua Lonja de comercio, el Palacio Arzobispal y el monasterio de San Francisco, además de hermosas casonas y mansiones construidas por antiguas familias.
Si dispone de tiempo le aconsejamos que se acerque al Pueblo Español, un lugar que acoge numerosas réplicas de los principales monumentos de España y a la Fundación Joan Miró, para disfrutar de las obras del genial pintor. Después de esta rápida visita, nada mejor que tomar el automóvil y recorrer plácidamente las costas de la Isla Palma de Mallorca, lo más cercano al paraíso.
LA COSTA OESTE
Partiendo de la ciudad de Palma, le invitamos a que realice un recorrido por la Costa Oeste, hasta la población de Aclúdia. Se trata de un viaje que transcurre por un litoral escarpado, donde abundan las calas y las tranquilas playas. En Port d´Andratx se puede alquilar una barca para navegar por la zona, mientras que en el Mirador de Ricardo Roca se obtienen las mejores panorámicas de las calas y de las playas. Continuando por la ruta y después de dejar Valldemosa, donde se encuentra una famosa Cartuja, hay que hacer un alto en el pueblo de Delá. Se trata de un pintoresco pueblo de casas encaramadas en donde la tranquilidad es la nota predominante. Muy cerca, Soller, una ciudad que se distingue por sus casas del siglo pasado y por su ajetreado puerto. Es, además, el centro turístico más importante de la Costa Oeste, así que prepárese para disfrutar de la playa y de los ambientes nocturnos, donde el aburrimiento es desconocido.
Retomando el camino y en dirección a Alcúdia, la carretera serpentea hasta el Monasterio de Nuestra Señora de Lucc. Se trata de una serie de construcciones del s. XVII, que se edificaron para venerar y conservar la imagen de la Virgen, de la Milagrosa 'La Moreneta', la patrona de Mallorca. Ya desde aquí se puede divisar el Puerto de Pollença, otro de los centros turísticos de la zona, además de ser uno de los lugares buscados por los amantes de la vela y el esquí acuático. Desde Pollença parten dos caminos: el que va a Alcúdia y el que continúa al Cab de Formentor. Este último es una camino que cautiva por los sinuoso y por hallarse en una pequeña península desde la que se puede ver el mar a ambos lados. Desde el Mirador des Colmer, en lo alto de un acantilado, la respiración se corta para perderse en la belleza del mar y de la piedra.
Finalmente Alcúdia, una ciudad fortificada que conserva en su interior el ambiente de la época medieval. No hay que dejar de visitar el Museo Monográfico de Pollentia, que ofrece las piezas encontradas en las excavaciones de la antigua ciudad. Muy cerca, el Parque Natural de Albufera y las Cuevas de Campanet, con más de 1 kilómetro de recorrido. En Muro, situado a 11 Km. de Alcúdia se puede visitar la Sección Etnológica del Museo de Mallorca (las secciones de Bellas Artes y de Arqueología se encuentran en la ciudad de Palma de Mallorca.
LA COSTA ESTE
Partiendo desde Palma de Mallorca hasta Artá, por la Costa Este, el paisaje se suaviza, pero no por ello desaparece lo escarbado. La nota característica son las cuevas, fruto de la erosión y las calas de fina arena.
El primer alto es el Santuario del Cura, en lo alto de una colina y desde donde se divisa Palma. Se trata de una serie de construcciones restauradas por los franciscanos. Desde aquí la carretera se adentra hasta la bella cala Figuera, en donde el camino vuelve a retormar el litoral. Más adelante, el Monasterio de San Salvador, del s. XIV, en lo alto de una colina y donde destaca la Iglesia que acoge una imagen de la Virgen, un retablo de piedra policromada y tres nacimientos de diorama.
Siguiendo por el litoral, se encuentran las célebres Coves del Drach, una sucesión de salas unidas por pasillos en donde los lagos se extienden por más de 2 Km. Se puede realizar un paseo en barca y descubrir sus interiores. Más al norte, las Coves d´Artá, donde las impresionantes bóvedas acogen numerosas figuras de piedras, creadas por la erosión del agua. Desde aquí hay que viajar hacia la Cala Rajada, un pequeño puerto e importante centro de descanso. Además del sol y de las playas, resalta la Casa March, con preciosos jardines que guardan numerosas esculturas de artistas internacionales.
Ya en dirección a Artá, hay que detenerse, casi de forma obligada, en Capdepera, un antiguo pueblo amurallado en lo alto de una colina. Artá, fin del camino, se distingue por su ambiente y por los restos megalíticos que se encuentran en sus alrededores.